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MIS RAICES

Reiniciando y reinventándome una vez más

Siempre dije que un mes de trabajo en el aeropuerto valía más que todos los años de carrera y doctorado que hice en la Complutense. Desde muy joven empecé a trabajar y a estudiar a la vez. Por las mañanas iba a la Universidad donde cursaba Publicidad y Relaciones Públicas y por las tardes (y algunas noches) trabajaba en el aeropuerto: primero de azafata de información, luego facturando y embarcando vuelos y por último, en el departamento de venta de billetes. Así pasaron los primeros cinco años de mi vida laboral, aprendiendo desde muy joven (y desde abajo) a escuchar al cliente para saber exactamente lo que quería; a resolver problemas en tiempo récord; a trabajar en equipo para «sacar un avión en hora» y sobre todo, a saber que una sonrisa a tiempo vale más que mil palabras para ganarte la confianza y credibilidad de tu cliente.

Luego tocó ascender en la compañía y poner en práctica la parte más marketiniana de lo aprendido en la Universidad. Fueron 10 años más llevando el departamento de Comunicación de la tarjeta Iberia Plus, la que te daba puntos por volar, la que me hizo ser responsable de gestionar un presupuesto de mas de 1 millón de euros y llevar a 3 personas a mi cargo que me doblaban la edad junto a un becario francés que me cambiaban de año en año. Aprendí a gestionar personas (aunque de eso ya venía con algo de experiencia), pero sobre todo a gestionar proyectos y gestionar tiempos, esos “deadlines” que tenía que cumplir lo más rigurosamente posible para que la cadena que hay detrás de la realización de una revista funcionara y más de 500.000 personas en España la recibieran a tiempo en su buzón de casa cada dos meses.

En los últimos años de esa etapa en el departamento de Marketing, llegó el momento de hacer eventos para los clientes VIP de la compañía, buscar proveedores, buscar experiencias que no se pudieran comprar, aprender lo que era un CRM y por qué ese “red cluster” era tan importante para la aerolínea y tan importante de consolidar. Y así fue como descubrí otro campo laboral que me enganchó y me fascinó, el de la organización de eventos, y donde descubrí el poder de las “emociones” para generar y fidelizar clientes.

Pero como en toda historia, siempre hay un punto de inflexión

El mío llegó en 2009. Un ERE voluntario en IBERIA me dio la oportunidad de salir de mi zona de confort y explorar otros mundos, en especial el del emprendimiento. No fue fácil, era el comienzo de una crisis mundial pero por aquel entonces todavía no se vislumbraba. Decidí montar algo que me permitiera ser creativa, ser mi propia jefa y juntar el talento de la gente para crear libros y revistas, coordinando el trabajo de ilustradores, fotógrafos, redactores, maquetadotes e imprentas con el fin de que el producto final cumpliera las expectativas de cualquier lector.

Ese año monté Editorial Chocolate aunque realmente tarde más de 3 en poder publicar mi primer libro impreso. Empecé creando una revista digital sobre ocio y cultura en España, dando la oportunidad de colaborar conmigo a gente joven que quisiera hacer sus primeras practicas no remuneradas. Y es que la maldita crisis barrió a todos los patrocinadores. Eso sí, seguí aprendiendo un montón… Acudí a presentaciones de libros, de discos, de películas. Hacíamos reportajes diferentes, buscando el “Spanish Way en las noticias que publicábamos… Hoy me enorgullece que la mayoría de mis colaboradores ya sean profesionales en sus distintos sectores y que en sus inicios estuvieran a mi lado, formando parte de uno de mis proyectos personales más creativos.

Después tocó saltar al mundo de la formación y ver que me venía como anillo al dedo. Gestionar conocimiento, gestionar personas (otra vez) y sobre todo, seguir creciendo profesionalmente. Siempre digo que de todos los cursos que doy siempre me llevo algo: un contacto, una idea o un nuevo cliente. Formar gente implica estar actualizado, saber conectar, generar empatía con tus alumnos y, sobre todo, estar satisfecha contigo misma cuando te preguntan cuándo das el próximo curso. Hoy puedo decir orgullosa que tengo alumnos que continúan conmigo después de 10 años y que cada día intento hacer cosas nuevas para seguir aprendiendo y motivando a mis escritores.

Creo que han sido más de 23 años intensos, muy intensos…

Pero ahora toca reinventarse de nuevo y seguir creciendo. Dicen que lo mejor para que te vean es diferenciarte y que tu pasado es tu mejor arma. Si aún sigues leyendo esta carta de presentación espero que sea porque en un futuro próximo podamos trabajar juntos. ¿Hablamos? 😉

 

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